Título: Juan de
Mairena
Tema: El texto es
un ensayo que está en prosa, su lectura tiene como intención de que reflexiones
mucho sobre el mismo.
2. Organización de las ideas:
Antonio
Machado en esa parte habla sobre que ya fue un profesor de gimnasia y hace un
personaje basado en él y dice que no entiende porque todos tenemos que hacer
educación física, cree que no hay que educar físicamente a nadie.
El
género es literario escrito en prosa, el autor en el libro habla con sus
alumnos. Usa algunas metáforas y tiene un estilo diferente de escribir.
3) Resumen
Porque
tenemos que hacer educación física se pregunta Antonio Machado, él da clases
gratuitas de Retórica y dice que los hábitos de las clases son saludables, ya
la educación física dice él que son ejercicios que si pueden ser saludables
pero no te sirve para toda la vida y son mecanizados y abstractos. Su
conclusión era que hablamos ambiciosos como absurdos la palabra educación
física y que no nos ayudaba tanto cuanto las clases de Retórica que eran
saludables y servían para ver la vida de otra forma, de apreciar la naturaleza,
y la educación física es todo el revés, no tiene efectos muy positivos en la
vida de una persona.
4) Comentario crítico
El
autor Antonio Machado nos cuenta un poco de su punto de vista acerca de la
educación física dice : que no es bueno, que perjudica la salud mental y
también física de una persona. Su postura sobre la educación física fue intentar
que la gente también tuviese de acuerdo con él.
Muchos
autores o personas pueden que también tengan la misma opinión que Antonio
Machado, pero muchos(as) también comparten diferentes opiniones y puntos de
vista diferentes, algunos autores y personas creen que su obra tiene una
lectura que no es sistemática y que hay discursos. Yo por ejemplo creo que la
educación física puede ayudar físicamente de acuerdo del tiempo que hagas
y también creo que es importante hacer educación física.
Fragmento de texto para el comentario de texto
Siempre
he sido —habla Mairena a sus alumnos de Retórica— enemigo de
lo
que hoy llamamos, con expresión tan ambiciosa como absurda, educación
física.
Dejemos a un lado a los antiguos griegos, de cuyos gimnasios
hablaremos
otro día. Vengamos a lo de hoy. No hay que educar físicamente a
nadie:
Os lo dice un profesor de Gimnasia.
Sabido
es que Juan de Mairena era, oficialmente, profesor de Gimnasia, y
que
sus clases de Retórica, gratuitas y voluntarias, se daban al margen del
programa
oficial del Instituto en que prestaba sus servicios.
Para
crear hábitos saludables —añadía—, que nos acompañen toda la vida,
no
hay peor camino que el de la gimnasia y los deportes, que son ejercicios
mecanizados,
en cierto sentido abstractos, desintegrados, tanto de la vida
animal
como de la ciudadana. Aun suponiendo que estos ejercicios sean
saludables
—y es mucho suponer—, nunca han de sernos de gran provecho,
porque
no es fácil que nos acompañen sino durante algunos años de nuestra
efímera
existencia. Si lográsemos, en cambio, despertar en el niño el amor a la
naturaleza,
que se deleita en contemplarla, o la curiosidad por ella, que se
empeña
en observarla y conocerla, tendríamos más tarde hombres maduros y
ancianos
venerables, capaces de atravesar la sierra de Guadarrama en los días
más
crudos del invierno, ya por deseo de recrearse en el espectáculo de los
pinos
y de los montes, ya movidos por el afán científico de estudiar la
estructura
y composición de las piedras o de encontrar una nueva especie de
lagartijas.
Todo
deporte, en cambio, es trabajo estéril, cuando no juego estúpido. Y
esto
se verá más claramente cuando una ola de ñoñez y de americanismo
invada
a nuestra vieja Europa.
Se
diría que Juan de Mairena había conocido a nuestro gran don Miguel de
Unamuno,
tan antideportivo, como nosotros lo conocemos: iam senior, sed
cruda
deo viridisque senectus; o que había visto al insigne Bolívar, cazando
saltamontes
a sus setenta años, con general asombro de las águilas, los buitres
y
los alcotanes de la cordillera carpetovetónica.
Hola, Julia.
ResponderEliminarObservo que has elegido un fragmento de la obra para realizar el comentario formal.
Sin embargo, el comentario crítico debería tratar sobre el conjunto, tal como os he dicho que hicierais si se trataba de una obra compuesta por partes autónomas: libro de poemas o de cuentos, colección de breves ensayos y aforismos.